jueves, 25 de octubre de 2012

Melancolía

hay noches, como esta,
en las que quisiera ahogar ese oscuro
romanticismo que conlleva la melancolía,
y del cual, inevitablemente,
me he vuelto adicto.

lunes, 22 de octubre de 2012

Failed

your head down, looking to the floor
with the saddest eyes alive
you don't said nothing, so you won't hurt me
but your silence is just to loud

it doesn't matter any more
it doesn't matter any more

I wanted to make you happy
so lie down at your feet
but I'm not what your looking for
and I know I will never be

it doesn't matter any more
it doesn't matter any more

and I know you don't want to lose me
but you can't give me what I want
I just wanted you to want me
as I wanted you, all along

it doesn't matter any more
it doesn't matter any more

is just that I can't believe it
that this happened once again
I promise that I will never fall
but I couldn't helped, I just fail

But it doesn't matter any more
It's just another scar in this war.

jueves, 4 de octubre de 2012

Un día de furia

Comenzó como un breve cosquilleo en la punta de los dedos, casi desapercibido. Luego un pequeño dolor de cabeza. Poco después, sin saber exactamente por qué, empezaste a respirar cada vez más rápido, más aprisa, y empezaste a sentir que el corazón se quería salir del pecho en cuestión de segundos. Todo el cuerpo empezaba a temblar, las manos a sudar, los ojos a fallar... lo supiste entonces: se acercaba otro ataque y sabías muy bien lo que venía después, el pánico, la ansiedad... tu mente empezó lentamente a preparar todo antes que el cuerpo se bloqueara por completo. Tuviste suerte, estabas en casa, así que  fuiste despacio hacia la habitación, bajaste la persiana, te tumbaste lento sobre la cama y esperaste a que la parte dura, la depresión, el desespero, llegaran y se fueran... pero no sabías, no podías saber, que en esta ocasión todo sería distinto.

Tal vez debiste sospechar algo extraño por la hora: era la primera vez (la única desde entonces) que el ataque llegó en medio de la tarde. Siempre llegaba en la noche, la mayoría de veces en días de resaca (esas noches de domingo que ambos hemos aprendido a odiar). Esa vez no habías bebido alcohol. Es más, habías estado muy activo durante la mañana, haciendo vueltas, montando en bicicleta, tomando el sol. Tal vez debiste dudar de la naturaleza de aquel vacío, y tal vez lo hiciste, pero la fuerza de la costumbre te llevó a seguir el método aprendido en aquellas largas horas de insomnio: descansar un rato, dejar la mente en blanco, buscar la calma sin prisa, y luego levantarte y hacer algo físico fuera de la habitación, hasta que pasara la tormenta.

Pero la calma no llegó... la tormenta nunca pasó... se quedó ahí, latente, durante horas...

Tal vez debiste sospechar que todo era distinto cuando aquella sonrisa empezó a clavarse en tu cabeza como un gato enfurecido... esa sonrisa, breve, contenida, de esa persona que pasó enfrente tuyo en la fila de correos... esa sonrisa de autosatisfacción, que por encima de su hombro decía a gritos: "yo soy mejor que tú, yo no tengo que esperar", esa mirada sin rasgo alguno de vergüenza. Todo lo contrario, era la imagen viva del desprecio ante el mundo. Pensaste entonces que en esa persona, en ese momento, estaba contenido todo el mal de la tierra, y lo seguiste pensando ahí, tumbado en la cama, mientras el pulso se aceleraba cada vez más, sin pausa, sin remedio.

"Yo soy mejor que tú", retumbaba entonces, una y otra vez, esa frase nunca dicha y sin embargo tan elocuente... y tal vez era cierta, pues igual lo atendieron. Y tal vez era cierta, porque tu no dijiste nada. Y tal vez era cierta porque así como entró volvió a salir, sin que nadie moviera un dedo. Tal vez él era mejor, porque se atrevía, mientras tu estabas ahí, haciendo la fila, soñando tal vez con ser algo más pero sin poder atreverte a nada, por un extraño sentimiento de pudor, por un extraño sentimiento de ética, tal vez de moralidad... ¿moralidad? ¿cuál moralidad? Si toda la moral de este mundo existe de boca para afuera, si al final todos admiramos al cabrón que se atraviesa, que pasa por encima de todos, que se cree más que los demás porque todos, inevitablemente, queremos siempre ser superiores, queremos siempre ser más: más altos, más delgados, más rápidos, más fuertes, más bellos, más inteligentes. Nadie esta conforme, nadie quiere estar quieto, todos quieren avanzar pero no se atreven por esa falsa sensación de seguridad que da el no hacer nada, y cuando alguien lo hace lo admiramos en secreto, y en secreto queremos ser como ellos... pero que va, tu no quieres ser así, no quieres avanzar si con avanzar tienes que atropellar a alguien... ¿o sí?... bueno, tal vez pueda pasar por encima del mierda que se mete en la fila, tal vez del que anda por la mitad de calle conectado a su puto teléfono y no deja pasar a nadie, tal vez del que escupe, del que se mea, del que habla a gritos, del que se roba todo lo público y se queda tan ancho porque se sabe en posición de ventaja. Tal vez de ellos, los que abusan, maltratan, golpean e insultan por saberse más fuertes que sus mujeres, que sus hijos. Tal vez de ellas, las que usan, mienten, seducen y saquean para siempre el alma de quien las quiere. Tal vez pasar por encima de todos aquellos que miran con odio lo que les parece extraño, de los que meten su cabeza en el suelo, como avestruces, que viven  la vida como si estuvieran muertos... Tal vez pasarías por encima de todos ellos y te quedarías muy a gusto, pero piensas entonces que tal vez eso no sea suficiente. Tal vez deberían acabarlos, exterminarlos, negarles que puedan respirar tu mismo aire, los aprovechados, los estúpidos, los miserables, lo que juzgan, los que no juzgan, los que usan y son usados, las víctimas innatas y los psicópatas desquiciados, todos merecen tu desprecio, todos ellos, todas las personas, y con ellas toda esta mierda de realidad que les permite existir...

Te levantas de la cama con el deseo de ver la ciudad entera ardiendo en llamas... Sabes que hoy te darás el placer de odiar a la humanidad. Hoy te convertirás en un grito silencioso, intenso, mudo. Hoy tendrás la dicha sublime de sentirte superior y condenarlos al infierno. Porque hoy, por fin, ha llegado tu día de furia.

Disfrútalo.