viernes, 3 de junio de 2011

Familia

Por tus venas corre sangre de mil años.
Miles de personas han sido parte de esta línea que llega, inevitable, hasta tu cuerpo.
Sombras de hombres y mujeres que han reído, llorado, gritado y amado en mil lenguas,
y que conforman todas ellas este cuerpo en que hoy habitas.
Sangre de santos, de pecadores, de piratas, de aventureros y cobardes,
Sangre de huérfanos y viudas, de filósofos e idiotas,
de gente orgullosa, alegre y llena de melancolía.
Mil seres que han estado en este mundo
sin saber que puede traer el día que llega
        que siempre llega,
              y que siempre pasa sin detenerse.
Tu rostro ha sido marcado por mil rostros distintos,
Tus piernas ya han caminado miles de caminos,
Tus pies ya han pisado mil tierras, mil mares y mil mundos.
Eres hoy la razón de toda su pasada existencia. Y de la mía.
Por eso nunca olvides, hijo mío,
que si bajas la cabeza serás siempre uno solo,
pero si te alzas, y te mantienes erguido,
toda tu familia se levanta contigo.