jueves, 14 de abril de 2011

Y en medio de todo...

Suena la alarma, te levantas y al baño a ducharse, pones el café, unos huevos, desayunas a toda prisa, saltas a la calle con los audífonos bien puestos, saludas al portero, saludas al de la tienda, sigues caminando, llegas al metro, corres para alcanzar el tren, llegas a Canal, corres para alcanzar el otro tren, llegas a Sol, sales a la plaza, disfrutas cinco segundos de sol en la cara, llegas a clase de francés, bon jour, ça va bien?, tres bien, merci, de nuevo a la calle, caminas por la Puerta, vas hacia Santa Ana, caminas por Atocha, fumas un cigarro, llegas a la biblioteca, leer, seguir leyendo, tomar apuntes, caes en el agobio: la tesis nunca acaba, sales a comer, una hamburguesa, un bocadillo, otro café, de vuelta al ordenador, esta vez escribes, sigues tomando apuntes, te evades en facebook, te evades en el correo electrónico, vuelves a trabajar, el tiempo pasa demasiado rápido: tantas cosas por hacer, llega la noche, saltas de nuevo a la calle, los ojos cansados, el cuerpo esta muerto pero no quiere descansar, así que a un bar, una caña, tal vez un vino, caminas, tomas el autobús, media hora entre señoras con abrigos de piel, llegas a casa, cortas un tomate, haces un filete, un par de horas más en el ordenador, alguna serie, luego a dormir...

Y en medio de todo, el silencio.

1 comentario:

  1. Escrito, suena apasionante. Ocurre que las vidas de los protagonistas de los libros nos parecen así, aunque no sean precisamente mejor que las nuestras. Por eso, en el puzzle repleto de elementos que componen nuestros días, necesitamos echar mano de Auster, de Murakami o Palahniuk, de Vargas Llosa, de Salinger o de Zweig, y viajar, marcharnos de nuestra existencia para idealizar las ajenas e imaginarnos en ellas. Relatadas tus 24 horas, a ojos del lector, son fascinantes. Como eres el protagonista, te pido que te quedes con cada rostro que veas en el metro, que te impregnes de francés, que alargues esa tesis que echarás de menos cuando hayas acabado o que saborees mucho ese vino y ese filete de la noche. Muchos que te contemplen desde fuera de tu cristal, quien sabe si a través de este blog, anhelen algo así. Aprovecha y vívelo. Bienvenido a la blogosfera, ya sabes que no hay puerta de salida...

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