A orillas del mundo te encuentras,
fantasma de nostalgias perdidas:
ciudad de memorias tristes y bellas,
siempre serena, siempre sin prisas.
Vuelvo a tí con el alma entre las manos
y me recibes, de nuevo, con tu frío abrazo
lleno de tormentos,
lleno de caricias.
Y parto en medio de sombras y recuerdos
con un beso desgarrado que perdura
y una nueva historia,
y una nueva poesía,
y una nueva derrota.
Lishboa, así escrita, con hache intermedia
donde todo es felicidad y alegría,
y en el medio silencio,
y en el medio melancolía.
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